El Viaje de la Uva Chardonnay: Desde el origen hasta Nueva Zelanda
Las cepas de uva han seguido al ser humano a lo largo de la historia, cruzando caminos, viajando en carros, barcos, e incluso en medio de guerras y conquistas. En esta ocasión, nos enfocamos en la uva Chardonnay, una variedad que inició su peregrinación desde sus orígenes y, tras un largo viaje en barco, llegó hasta Nueva Zelanda.
Los colonos neozelandeses no tardaron en darse cuenta de que esta uva se adaptaba con asombrosa facilidad a sus tierras, y así comenzó su cultivo. Hoy, la Chardonnay de Nueva Zelanda es una de las grandes referencias del vino del Nuevo Mundo, destacando por su frescura, elegancia y complejidad.
🏰 Church Road: Tradición e Innovación en Hawke's Bay
Entre las grandes bodegas de Nueva Zelanda, Church Road tiene una historia fascinante. Desde su fundación en 1897, sus enólogos han estado a la vanguardia de la región de Hawke's Bay, combinando técnicas tradicionales con una constante búsqueda de innovación para crear vinos excepcionales.
Uno de sus grandes tesoros es el "Puerto de Oriente", un Chardonnay que se ha convertido en uno de los preferidos de la región. Con notas a frutas tropicales, un toque de vainilla y una acidez vibrante, es un vino perfecto para disfrutar en primavera y verano.
🍷 ¿Por qué probarlo?
Si eres amante del vino, este Chardonnay es una experiencia que no debes perderte. Su equilibrio entre frescura y complejidad lo convierte en el acompañante ideal para mariscos, pescados a la parrilla o incluso un buen queso.
Así que, con el buen tiempo acercándose… ¿te animas a darle una oportunidad? ¡Salud!
Aspecto:
Color amarillo dorado con reflejos brillantes, de capa media-alta y lágrima densa que denota su cuerpo.
Nariz:
Aromas intensos y elegantes. Predominan las frutas tropicales maduras (piña, mango y litchi) junto a notas de manzana golden y un delicado toque cítrico (pomelo). En segundo plano, aparecen matices de vainilla, pan tostado y almendra, fruto de su paso por barrica, que aportan complejidad sin opacar su frescura.
Boca:
Entrada sedosa y envolvente, con un cuerpo completo pero de textura fina que demuestra elegancia. En paladar, repiten las frutas tropicales, ahora acompañadas por un toque de miel y especias dulces (clavo y nuez moscada). La acidez vibrante —característica de los vinos neozelandeses— equilibra la untuosidad, mientras que los taninos redondos (procedentes de la fermentación maloláctica) aportan estructura.
Final:
Gran longitud y persistencia, con un regusto mineral (yeso húmedo) y un recuerdo a fruta confitada que invita a seguir bebiendo.
Maridaje:
Ideal con pescados grasos (salmón a la parrilla), mariscos (langostinos con mantequilla citrica), aves (pollo asado con hierbas) o quesos cremosos (brie o camembert).
Temperatura de servicio: 10-12°C para preservar su frescura y aromas.
Conclusión:
Una Chardonnay que combina potencia y refinamiento, típica del terruño neozelandés. Perfecta para quienes buscan un blanco con carácter, pero sin perder elegancia. ¡Un viaje sensorial en cada copa!